Educación y capacitación son hoy en día premisas fundamentales de la competitividad en prácticamente todos los mercados del mundo. Estudios de la UNESCO, de Banco Mundial y de organizaciones privadas coinciden en señalar que existe una alta correlación existente entre competitividad de las empresas y el nivel educativo y de capacitación de sus trabajadores.

Las empresas con personal de mayor nivel educativo son más productivas y capaces de hacer frente a las demandas de los consumidores. Mayor nivel educativo reduce el ausentismo, disminuye la incidencia de enfermedades y licencias; más y mejor capacitación se refleja en mayores índices de rentabilidad de las inversiones y una más rápida y mejor asimilación de las nuevas tecnologías incorporadas a los procesos productivos. Hoy por hoy la educación básica de los trabajadores es condición para avanzar en la obtención de ISO 9000 en toda empresa.

Ante la globalización, la presencia creciente de nuevas tecnologías en los procesos productivos y la reingeniería del ejercicio presupuestal y fiscal del gobierno mexicano, es previsible que el reconocimiento CONEVyT se pondere de forma creciente como un instrumento de competitividad para las empresas, tal como lo han hecho normas de calidad y de cuidado del medio ambiente.