Las Personas jóvenes y adultas son las principales protagonistas de la propuesta educativa del INEA.
Las personas que participan en los círculos de estudio, forman parte de los aproximadamente 32.4 millones de personas jóvenes y adultas que, en nuestro país, no han iniciado o concluido su educación básica, es decir, que no saben leer ni escribir o que no han terminado la primaria y la secundaria.
Son personas que trabajan en la casa, en el campo, en la fábrica, en el comercio, en su negocio y, además, tienen responsabilidades con su familia y con la comunidad donde viven. También son hombres y mujeres jóvenes que buscan mayores y mejores opciones de vida.
En los círculos de estudio, participa una gran diversidad de personas con vidas, pensamientos y características muy diferentes. Todas las personas independientemente de estas características y de que hayan asistido o no a la escuela, tienen conocimientos, saberes y experiencias que les han permitido dar respuesta a situaciones de su vida diaria y que pueden aplicar y compartir para seguir aprendiendo.
A partir de estos saberes y experiencias previas, las personas que estudian pueden hacer aportaciones distintas. No obstante que las participaciones sean diferentes, son igualmente válidas, importantes y respetables. Estas aportaciones son el resultado de un proceso de reflexión, análisis y síntesis, realizado de manera diferente por cada persona.
Todas las personas con estudios y sin estudios:
- Tenemos conocimientos, experiencias, saberes y a partir de ellos aprendemos.
- Pensamos y actuamos de manera diferente, tenemos derechos y merecemos respeto.
- Aprendemos de la relación con otras personas.
- Somos capaces de aprender durante toda nuestra vida.